La historia del rey pato

domingo, 10 de marzo de 2013

Ante las fauces del lobo (Acaba con ellos.) (10)

- Amo, ¡Las posibilidades de que salgamos con vida de aquí son casi nulas! ¿Por qué quiere usted despertar al Gran Destructor? ¡Nos matará a todos!

- Te equivocas. Probablemente os mate a vosotros. Pero a mi no. Lo tengo todo previsto. Esos pobres Albhed no se lo esperarán. Terminaremos con ellos antes del siguiente amanecer tras invocar al Bahamut.

- Pero señor, ¿Por qué tanta obsesión en matar a dos Albhed y tres humanos tan lejos del campo de batalla? Vayámonos de aquí, se lo suplico

- ¡Cierra el pico! Tienen algo que es mio. Y pienso recuperarlo. Con ello, la victoria estará asegurada, y no tendremos rival alguno.

- No entiendo porque necesitamos al Gran Destructor para acabar con ellos mi señor. Son muy pocos y débiles, con una patrulla de quimeras valdría

- ¡No me digas que tengo que hacer y que no! ¡Y cierra la maldita la boca! Conozco a esos Albhed, son hijos de Xylon. No hay que bajar la guardia con ellos. Además nos vendrá bien la ayuda de uno de los 3 grandes dragones; solo hay que darle lo que quiere. Ahora haz como te enseñé y ordena a los capturados que preparen todo a la perfección junto a esa roca. Cuando aparezca no te muevas hasta que yo te lo diga.

- Sí mi amo.

Scragy hizo todo como Zatox le ordenó y segundos después de que este soplase el cuerno, un rayo cayó sobre la zona del ritual friendo a los prisioneros que había capturado para el sacrificio. Luego, una figura, acompañada de un fortísimo viento se apareció sobre las cabezas de Scragy y Zatox. El súbdito de Zatox, aterrorizado; desobedeció al nigromante e intentó correr montaña abajo pero el Bahamut tardó menos de un segundo en descargar una llamarada sobre Scragy reduciendo a este a cenizas. Zatox, mientras, miraba fijamente al Bahamut inmóvil mientras susurraba algo en una extraña lengua. De repente, el dragón descendió y se acercó hasta situarse escasos centímetros del Albhed nigromante. Esté, envuelto en un aura negra, dio un potente grito al tiempo que de sus ojos salía un destello azul oscuro que se conectaba con los ojos de la temida bestia.. Luego, tres palabras hicieron falta para que el gran dragón desapareciese en el cielo de nuevo, rumbo a Kendil. "Acaba con ellos."


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