Llegaron a Thairum. El pueblo donde supuestamente encontrarían a quien podría ayudarles a encontrar las respuestas a todas sus preguntas sobre lo pasado los últimos días. Preguntaron durante un día entero por ese tal Nar. Pero resulta, que los habitantes de Thairum eran muy reacios a hablar con extraños. Al menos, tenían una cosa clara. Nar no estaba en el pueblo, o al menos, no era el dueño de la gran cabaña que divisaron el anterior día desde la colina.
Pasadas unas horas, cuando nuestro grupo estaba cansado de preguntar sin obtener nada útil y ya habían desistido por hoy, un comerciante quiriano, una raza similar a la humana pero con unos característicos ojos color morado y una estatura de no mas de metro y medio, se les presentó de repente en la plaza del pueblo con su carro tirado por burros.
-Es muy raro ver quirianos por aquí, tan cerca de los dominios humanos. -le dijo amablemente Kësler mientras hacia sombrilla con su gran mano para taparse del sol y ver mejor al pequeño quiriano.
-Me presento, me llamo Irvin Kennhet Lloyd, soy comerciante, eso supongo que ya lo habrá deducido usted mismo. Son malos tiempos para la venta ambulante. Los caminos son cada vez más peligrosos y la gente no está dispuesta a aceptar la subida de los precios. La necesidad me ha llevado a acercarme, quizá demasiado, a los reinos humanos, Pronto cogeré otro rumbo, no quiero toparme con los hijos de Eva. Pocos son los que han visto otra raza a parte de la suya y al verla, siempre se alarman terriblemente, como si estuvieran delante de un demonio. Es como si viviesen en una cúpula que les separa del mundo real. Parece mentira que vosotros los Albhed podáis camuflaros tan bien entre los humanos.
-Esto... bueno, Irvin. ¿Puedo llamarte Irvin?- Preguntó educadamente Kësler
-¡Claro! -Respondió amablemente el comerciante.- Todos mis amigos me llaman Irvin, y tenéis pinta de ser buena gente, así que encantado.
-Gracias, lo mismo digo. Eres comerciante, debes estar al tanto de todo lo que está pasando, ¿no es así? A cerca de la guerra civil Albhed me refiero.
-Claro que estoy al tanto, es una pena. Y nos gustaría ayudar, nadie quiere que ese tal Zatox se haga con el poder. Es peligroso. Pero mi familia sería ridícula en un tipo de guerra como esa. No pintamos nada. Los quirianos no hemos nacido para luchar, si no para viajar y comerciar. Ya lo sabes.
-Sí, lo sabemos. Seguramente ese será otro de los motivos por el cual estés aquí, ¿no es así, Irvin?- Interrumpió Nhix
-Podría ser. Pero bueno, si sois guerreros del bando rebelde podría ofreceros algo. -Irvin empezó a revolver en el macuto de su carro- Tengo hilo de tripa, tinta negra, aguja, pergaminos, alcohol medicinal, vendas, un cinturón de hebilla de plata, unos cuantos ponchos muy útiles ya que imagino que os dirigiréis al norte, y una hermosa capa con capucha perfecta para viajar por los caminos. ¿Os interesa algo?
-Te doy siete peniques y medio real de plata por el alcohol medicinal, las vendas y el hilo de tripa. -dijo Kësler apuntando al macuto de quiriano.
-Intentaría regatear un poco, quizá incluso hasta el real y medio. Pero la verdad es que poco he conseguido vender últimamente y me habéis caído bien. Acepto. -accedió con una amplia sonrisa Irvin
-¿Podría dejarme ver esa capa? -preguntó tímidamente Kate- Parece muy bonita.
-¡Ohh! Os habéis traído una humana, no me había fijado Es hermosa. Parece fuerte. Claro que te dejo ver la capa, ¿Como te llamas?
-Gracias, me llamo Kate. hay más humanos, vengo con mis amigos Fred y Jhon. -los señaló- Kësler y su hermana nos han ayudado mucho y viajamos con ellos. -dijo Kate con cierto tono de orgullo.- La capa... me encanta. ¿Cuanto cuesta?
-Cuatro reales de oro. Es de una tela buenísima. Pero eres las primera humana con la que puedo mantener una agradable conversación y no ha salido corriendo gritando que soy un demonio, así que te la regalaré. -Irvin le entregó la capa a la joven humana mientras escudriñaba con la mirada a Fred y Jhon.- Y decidme, que andáis buscando? aunque supongo que vais a alistaros al ejercito rebelde, ¿me equivoco?
-No, nosotros vamos algo por libre, ahora mismo buscamos a un anciano, Nar. Decían que estaba en este pueblo. -le contestó Nhix mientras masticaba una manzana que acababa de arrancar de un árbol cercano.
-Hmmm.. os llevaré hasta Nar. Lo cierto es que no vive en el pueblo mismo. No obstante suele pasarse todos los días, pero todos lo toman como un viejo loco y a veces lo tratan mal. Hoy no vino, ayer un guardia le tomó como un mendigo y le pegó varias patadas en el estómago para que se fuera de la plaza. Menos mal que yo estaba cerca para socorrerle y llevarle a casa.
-Muchas gracias por todo Irvin. Sería todo un placer. -dijo Kësler inclinándose a modo de reverencia mientras se levantaba del banco en el que seguía sentado
viernes, 28 de junio de 2013
lunes, 17 de junio de 2013
Transformación indebida.
Hay muchos momentos duros en nuestra vida. Algunos tan terribles como para hacernos perder la cabeza por un momento, o necesitar meternos en una burbuja construida con nuestra propia agonía para protegernos del resto del mundo. Pero sobrevivir a la vida después de la lucha, es la parte verdaderamente dura. Levantarse cada mañana sin nadie más que a la soledad como única compañera, ser un héroe al que nadie recuerda, la gloria se evapora, y lo único que queda es la memoria de toda una vida teñida de sangre. Toda una vida matando lobos para salvar ovejas. Hasta que te das cuenta de que de tanto matar lobos...
Te has acabado convirtiendo en uno.
miércoles, 12 de junio de 2013
Metáfora.
"-Una tarde, cuando era niño, me pasé una hora persiguiendo el arco iris. Me perdí en el bosque. Mis padres estaban desesperados...
Yo estaba convencido de que podría atraparlo. Creía ver el sitio donde tocaba el suelo...
Contigo me pasa lo mismo.."
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