Hay muchos momentos duros en nuestra vida. Algunos tan terribles como para hacernos perder la cabeza por un momento, o necesitar meternos en una burbuja construida con nuestra propia agonía para protegernos del resto del mundo. Pero sobrevivir a la vida después de la lucha, es la parte verdaderamente dura. Levantarse cada mañana sin nadie más que a la soledad como única compañera, ser un héroe al que nadie recuerda, la gloria se evapora, y lo único que queda es la memoria de toda una vida teñida de sangre. Toda una vida matando lobos para salvar ovejas. Hasta que te das cuenta de que de tanto matar lobos...
Te has acabado convirtiendo en uno.
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