31 de Diciembre de 2025.
30 añazos. Un trabajo agotador con unos compañeros un poco cabrones; un dolor de espalda tremendo desde que la pequeña Auri tiró el árbol de navidad mientras perseguía al Husky por el jardín de casa (ese maldito perro es un terremoto); una esposa la cual este año le toca cocinar la cena de noche vieja, por lo que estoy muerto de miedo... y unos encantadores vecinos, los Singer, que se mudaron aquí, a Toronto, desde Kansas, y cenarán con nosotros un año más.
Realmente, no ha habido muchos cambios del 2024 al 2025 salvo la adopción de Kai y el nacimiento de Auri. Y no creo que los haya este 2026, la verdad. Es cierto que en mi juventud, ha habido infinidad de cambios inesperados y gracias a ellos quizá, las cosas han mejorado mucho. Sobre todo desde que mi mujer y yo, cuando apenas éramos unos jóvenes insensatos y temerarios, decidimos tras acabar nuestros estudios en el 2019, irnos a probar suerte a Canadá cuando la economía empezó a mejorar a nivel mundial, y todo empezó a subir a flote.
Pero ahora no se, todo parece más... completo. Es cierto que tengo muchos pequeños deseos para 2026 como ver a ese viejo amigo mio que estudiaba no se que de laboratorio allá por el 2013-2014, como consigue un puesto en el consejo mundial de China. O volver a ver a los demás del antiguo grupo. No se que habrá sido de ellos, la verdad... Es una lástima que no haya ocurrido con ellos lo mismo que con Judith y Andrés que aunque estén por la nueva ciudad de New York, nos vemos todos los meses.
Pero aún con esos deseos en mi cabeza, me alegra no tener que pedir milagros para el año que espera, pues por fin, me siento bien, a gusto con lo que tengo. Y saber eso, saber que a pesar de que los años quizá se me estén viniendo encima demasiado pronto, no tenga nada de lo que quejarme, hace que me sienta completo. Feliz.
Pues por fin estoy viviendo, aquel hermoso sueño.
martes, 31 de diciembre de 2013
lunes, 9 de diciembre de 2013
Verdaderos monstruos
A la gente le gusta inventarse monstruos y monstruosidades. Entonces se parecen menos monstruosos a sí mismos. Cuando beben como una esponja, engañan, roban, le dan de palos a su mujer, matan de hambre a su vieja abuelilla, o acribillan a balazos al último animal de una rara especie, les gusta pensar que sin embargo son todavía más monstruosos el wendigo, las lamias, los licántropos, vampiros, espectros o el hombre del saco del que les advertia sus madres si no se dormían temprano. Entonces, como que se les quita un peso de encima. Y les resulta más fácil vivir. Les resulta más fácil porque piensan que ellos no son los malos, que hay cosas oscuras ahí fuera. Y así olvidan que el único mal verdadero en todo este mundo, son ellos mismos.
viernes, 6 de diciembre de 2013
¿Existen las segundas oportunidades?
Todo el mundo intenta vivir al máximo su vida, e intenta tomar las mejores decisiones posibles... Pero cuando se trata del amor,ya lo jodimos todo. ¿Quién sabe que es lo mejor para eso? El amor te pone a prueba día a día, y muchas veces no sabes de que pie cojea... ¿No os ha pasado nunca que os tropezáis siempre con la misma piedra?
Eso es lo que me pasa a mi. Le he cogido tanto cariñoa la puñetera piedra, que me encanta tropezar con ella. El problema es que es tirarse a una piscina vacía. Sabes que te vas a hacer daño, pero aun así, te tiras. Y es que señores, señoras, señoritos y señoritas, contra eso no hay ningún medicamento. Hasta que no te deshagas de la piedra, vas a seguir tropezando,por mucho que no quieras. Es tu debilidad. Y lo sabes.
Eso es lo que me pasa a mi. Le he cogido tanto cariñoa la puñetera piedra, que me encanta tropezar con ella. El problema es que es tirarse a una piscina vacía. Sabes que te vas a hacer daño, pero aun así, te tiras. Y es que señores, señoras, señoritos y señoritas, contra eso no hay ningún medicamento. Hasta que no te deshagas de la piedra, vas a seguir tropezando,por mucho que no quieras. Es tu debilidad. Y lo sabes.
miércoles, 4 de diciembre de 2013
Un fueguecillo moribundo.
- De todas las llamas de este mundo; algunas eran bien altas y fulgurantes. Se hacian notar bastante, la verdad. Brillaban con una intensa luz y gran claridad.
Otras por su parte, eran pequeñas, vacilantes y temblorosas; su luz se oscurecia y amortiguaba de vez en cuando, pero se mantenian... relativamente constantes. Quiero decir que eran lo suficientemente vivas como para no perderse en la oscuridad, pero lo suficientemente debiles para no destacar entre las demás.
Y por úlimo, en un oscuro rincon en medio de ninguna parte, y completamente alejado de los demás fuegos, pude ver aquella tenue luz. Se trataba de una llamita pequeña y tan débil que apenas ardía, apenas se removía, ora brillando con gran esfuerzo, ora casi, casi apagándose del todo...
- ¿Y de quien es ese fuegecillo moribundo? - preguntó el joven.
- Ese fueguecillo, viejo amigo... Eres tú. - respondió la Muerte.
Otras por su parte, eran pequeñas, vacilantes y temblorosas; su luz se oscurecia y amortiguaba de vez en cuando, pero se mantenian... relativamente constantes. Quiero decir que eran lo suficientemente vivas como para no perderse en la oscuridad, pero lo suficientemente debiles para no destacar entre las demás.
Y por úlimo, en un oscuro rincon en medio de ninguna parte, y completamente alejado de los demás fuegos, pude ver aquella tenue luz. Se trataba de una llamita pequeña y tan débil que apenas ardía, apenas se removía, ora brillando con gran esfuerzo, ora casi, casi apagándose del todo...
- ¿Y de quien es ese fuegecillo moribundo? - preguntó el joven.
- Ese fueguecillo, viejo amigo... Eres tú. - respondió la Muerte.
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