Aquel que ha tropezado con todas y cada una de las posibles piedras, y ha aprendido a no volver a caer, puede considerarse el hombre más sabio vivo en la tierra. Y es que la verdadera sabiduría anida en el ensayo y error; en aprender de tus errores. En vivir sin temor al fracaso. En vivir, sin miedo a vivir.
Pues no se puede ser sabio
sin ser primero un idiota.
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