La historia del rey pato

martes, 12 de julio de 2016

Paseos sonámbulo.

A veces, me cuesta recordar... Bueno, realmente me pasa siempre. Soy bastante olvidadizo, la verdad. Y es que siempre vagar en los rincones de mi mente no es muy bueno. Al fin y al cabo no es en nuestra imaginación donde vivimos, si no en el mundo real.

...Real...

¿Y si la de cosas reales que han pasado o suceden en este mismo instante, las pudieramos cambiar tan solo imaginando otras más bonitas, más sencillas?
Dejar atrás tanta complicación... que todo aquello que imaginamos pudiera materializarse, y si nos equivocamos, simplemente darle a un botón, y volver a empezar.
Si estás triste imaginar un campo de flores (por favor, sin avispas) y transportarte ahí mismo, libre de toda tormenta allá en tu mente, libre de todo el agobio, y la pesadumbre que te pueda producir el mundo real. Y si estás feliz ralentizar el tiempo, para que no se esfume ese momento demasiado rápido, y dejar en tu memoria un sitio V.I.P. a tal acontecimiento, para no olvidarlo jamás.

Desearía poder hacer la realidad algo más relativo. Desearía poder saltar al vacío sin miedo al aterrizaje, porque convertiría el suelo en un castillo hinchable, y mi yo en el de aquel entonces, con 6 años. Esa edad donde tu mayor preocupación es encontrar la forma de conquistar el mundo con tu ejercito de soldaditos verdes y tus pokemon's (vale, lo admito, quizá era un poco raro con 6 años).

Desearía convertir mi practicamente nula memoria en una biblioteca, donde pudiera escoger el recuerdo que quisiera, y revivirlo como si estuviera en ese mismo instante, tantas veces como pudiera. Desearía que el tiempo no nos pasase factura, para así vivir infinitas vidas y ser inmortal.
Pero claro, Tan obcecado está Cronos con ir solo hacia adelante que siempre lo termina jodiendo todo...

 Y es que volviendo al mundo real, al de este momento en el que estoy sentado frente al monitor, hay tantos "si no hubiera pasado esto", o "si no fuera por", que el paso del tiempo no deja de complicar las cosas. Haciendo más difuso mi futuro, más difícil mi presente, y en consecuencia, más alejada mi mente de lo que hasta ahora, llamamos Realidad.

miércoles, 6 de julio de 2016

Hay cosas que nunca cambian

Hace tiempo que me di cuenta que la vida pasa, que la vida cambia, que la vida avanza y que muchas veces pasan cosas que ni siquiera nosotros creíamos que llegarían a ocurrir. Hoy, doy gracias a esas personas que siguen a mi lado apoyándome, y aportando a mi vida un granito de arena. Sobre todo a esas personas que aunque las circunstancias y la vida las hayan alejado un poco de mi, aunque llevemos meses sin hablarnos, un día por casualidad se encuentran una foto tuya, y te hablan, sin necesidad de nada mas. La buena amistad es aquella que ni la distancia ni el tiempo puede con ella. Así que hoy, le doy las gracias a Jota, por seguir ahí después de todo el tiempo. Y decirle que le sigue queriendo, y que es un gran amigo para mi.

jueves, 30 de junio de 2016

Una noche sin luna

Era una noche sin luna. La calle estaba completamente oscura y silenciosa. Y así debía ser. Porque ningún alma que se aprecie debería presenciar lo que estaba a punto de pasar esa noche.

De un cruce aparecieron 3 individuos más o menos altos, muy alegres, muy charlatanes, llenos de soberbia, ebrios por su narcisismo. Se creían los amos de la calle... los mandamases de allá por donde iban... Inocentes ratitas... Hoy no era una noche para ellos. Hoy era una noche sin luna; sin piedad para aquellos que tomaron el brazo de quien les ofreció la mano. Aquellos que se mercieron siempre un castigo y nunca lo llegaron a recibir. Hoy pagarían por todo.

...
Hoy, la bestia salía de cacería.
...

Un hombre de complexión delgada, alto, y de largas piernas corría desplegando al aire el bajo de su gabardina, como un gato, silencioso, directo hacia su próxima presa. Su rostro estaba completamente cubierto por un pasamontañas y la capucha de su negro atuendo. Destacaban sus ojos. Lo único apreciable con el pasamontañas. Unos ojos sombríos, llenos de crueldad. Que reflejan un alma corrupta, poseída por el mismisimo belcebú. En su mano sostenía un báculo. Era su arma, con la cual se entreno solo para este preciso momento. No necesitaba más.

El hombre de gabardina de un salto arremetió contra el del medio de los tres. Este quedó completamente aturdido en el suelo, por el golpe en la cabeza. Los otros dos, tan vanidosos que eran antes, corrieron despavoridos dejando a su amigo tirado. Eso es lo que pasa cuando defraudas a la gente, amigo. Que te defraudan cuando más lo necesitas.

— Feliz cumpleaños! sucio parasito...