La historia del rey pato

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Menos excusas y más cojones, joder.

Cada día estoy más convencido de una cosa. Y es que definitivamente el ser humano es el ser más incoherente, estúpido y autodestructivo de todos.
Ojo, no me refiero a que consumamos drogas, nos matemos los unos a los otros por gilipolleces ni nada por el estilo. Eso me trae sin cuidado; si quieren acabar con sus propias vidas allá ellos. Como dice mi padre "quien a su gusto corre nunca cansa". Y que seamos incapaces de vivir nuestras vidas sin hundir la de los demás bueno, también me toca la moral, pero no van por ahí los tiros.
Hoy quiero centrarme en el lado opuesto, en la otra cara de la moneda, en la inmensa minoría, en los posibles salvadores de nuestra existencia.

Amigos, sin rodeos. Sobran héroes y faltan personas con dos dedos de frente; me refiero a personas con los suficientes cojones para seguir y apoyar a esos héroes que ya existen.
Y es que, ¿de que sirve que existan personas dispuestas a arruinar sus vidas, a dejarlo todo, para salvar a siete mil millones de completos desconocidos si cuando se enfrentan ante las astas del toro no tienen el más mínimo apoyo de sus beneficiarios? Os pondré un ejemplo para que lo entendáis de una puñetera vez.

Imaginaos el mundo actual. Cada uno con sus vida, aguantando la crisis, quejándose un día tras otro de lo desgraciada que es su existencia y de lo corrupto que está el gobierno. Imaginaos que una persona, tu misma, tienes una idea brillante. Una nueva teoría socio-económica con la que podrías acabar con la pobreza y el hambre para siempre. La desarrollas, encuentras todo tipo de información en la que apoyarte y validar tu teoría que cambiará el mundo para siempre. Pero ¿que pasa? pues que necesitas el apoyo de la gente para llevarla a cabo necesitas que el mundo sea consciente de ello y que te ayude. Tu te juegas la vida sacando a la luz por todos los medios de comunicación posibles algo que lo cambiará todo. Las grandes multinacionales harán todo por detenerte y ¿sabes que? lo conseguirán. ¿por que? porque esas siete mil millones de personas que han visto que te estás jugando la vida por ellas no harán una mierda por ti. Seguirán con sus penosas vidas, porque es así como saben vivir. No se tienen huevos a cambiar, a levantar la voz y decir ¡JODER TIENES RAZÓN, VAMOS A CAMBIAR LAS COSAS! No lo hacen porque esas personas son humanos y los humanos son, a parte de estúpidos, cobardes y egoístas. Esas siete mil personas no te darán las gracias por lo que haces por ellas porque lo quieren todo hecho. Te equivocas si piensas que levantarán su culo del sofá para apoyarte. Por muy beneficiados que salgan a la larga.

¿Y que quiero hacer ver con todo esto? Que ya es hora de que la gente se entere de una vez que no necesitamos héroes que nos salve de nuestra penosa situación. Héroes ya hay de sobra. Lo que necesitamos es hacer caso a los que siguen ahí dejándose el alma por nosotros y apoyarles. Todos. Porque si no, amigos... Lo lleváis claro si creéis que algún día los peces gordos van a dejar de aplastarnos como insectos.
Así que dejaos de tonterías, de mirar a otro lado mientras otros reciben palos por vosotros y pelead por lo que queréis. Idiotas.

viernes, 13 de septiembre de 2013

Aprovechemos nuestro tiempo.

Hoy aquí donde me veis, tengo 18 años. Estoy en la universidad y soy un amasijo de sueños por cumplir. Hoy aquí donde me veis, me siento joven a pesar de que quizá, haya pasado por demasiados momentos que bueno, sencillamente preferirá no haber vivido. Pero sobre todo, hoy aquí donde me veis, vengo a contaros algo que podréis tomar en serio, o ignorar. Pero no por ello dejará de ser de suma importancia.

A todos mis lectores, que por lo general, o eso creo, están en esa bonita etapa entre los 16 y 25 años, en la flor de la vida. Esa etapa donde somos egoístas (aunque lo neguemos), donde nuestras preocupaciones están sólidamente arraigadas y solemos apuntar quizá demasiado alto (yo el que más) y no obstante, no nos importa. Tenemos mucha ambición y vemos muy lejanos los compromisos de la edad madura. Y que decir de la vejez, algo ya más allá del horizonte... Son estos años donde nos solemos sentir eternamente poderosos y optimistas. Donde solo hacen falta unos auriculares para hacer del mundo en el que vivimos nuestro mundo. Da igual que nuestros bolsillos estén vacíos, pues nuestra  cabeza está llena de cosas que queremos decir y nuestro corazón repleto de historias que contar y de deseos que hacer realidad...

Quizá estáis algunos ya pensando "yo no soy así" "te equivocas, realmente estoy hecho/a una mierda" o "ojalá fuera así como dices y no un inseguro/a de mierda"... Bien, a quienes piensen eso último, a ellos, es a quienes me quiero dirigir. Pues los otros se que no necesitarán palabras algunas, pues tienen su bendita arrogancia. Que ojo, no quiero decir que sea mala, es más, puede que un poco de arrogancia, con determinación y un único motivo por el que luchar, alguien, por imposible que le pueda parecer, puede lograr cualquier cosa.

Pero como iba diciendo, aquellos que estando en esa preciosa edad, no se sienten los amos de su destino, deben saber que por muy lejanos que parezcan los setenta años, no hay que esperar a que lleguen tiempos mejores. No hay que esperar a que las cosas se solucionen con el tiempo y mucho menos hay que dejar de hacer algo porque te parece una estupidez o "ya tendrás tiempo para hacerlo en otro momento"... Es ahora o nunca, amigo. Así de simple. Yo tuve mi etapa depresiva, como todos o casi todos. Aquella etapa en la que parece que el mundo te envía un teniente hijo de puta que hará lo imposible para que no veas ni el más mínimo rayo de esperanza en tus proyectos. Coge tu optimismo y lo vuelve contra ti. Pegándote una paliza tras otra hasta que te haya quedado claro que ese teniente cabrón, enemigo de la estupidez, el orgullo, la ambición, la música alta y todas esas cosas que nos conciernen a los dieciocho, es quien manda.

¿Pero por ello hay que rendirse? Por favor, no me seas llorica. Tú fuiste quien creó a ese capullo. Tú y solo tú, puedes librarte de él. Así que, ¿a que esperas? Eres joven, eres fuerte. Y tienes aún muchos sueños que cumplir. Quizá demasiados, pero al menos logra que la gran mayoría no sean sueños si no increíbles historias que puedas contarles a tus nietos. Historias reales de como conseguiste lograr aquello que tan imposible te parecía, de las estupideces que cometiste y de lo bien y orgulloso que te sientes ahora de haberlas cometido. Querido lector, seguramente seas un jovencito o jovencita al que le empezó a crecer la barba o bajar la regla hace tres años. Así que, qué, ¿te vas a poner los pantalones de una vez? si no comienzas a ser lo bastante mayor como para que se te suban los humos, ¿cuándo los serás? Deja de quejarte de lo negra que es tu vida y alégrate de los grandes momentos que te quedan por vivir. Pisa el acelerador a pesar de todo lo que la gente te pueda decir, esa es mi idea. Saborea todos aquellos momentos de felicidad inolvidables y aprovechemos nuestra vida ahora, no mañana ni pasado.

Ya habrá tiempo en el asilo para lamentarnos.



"Un día despertarás y 
ya no habrá más tiempo 
para hacer las cosas 
que siempre has querido hacer. 
Hazlas ahora."