Hay días extraños, que no parecen reales, como si fueran un sueño. Pequeños claros en profundos bosques, esos claros de luz son los que te dan tregua para descansar, los que te hacen sonreír y te ayudan a retomar con fuerza el camino a través del tupido y oscuro bosque.
¿Sabéis de qué hablo?
Me refiero a ese arco iris en la lluvia; me refiero ese lugar, ese momento, donde nada importa, donde solo disfrutas, te ríes y te desentiendes de todo. Da igual que personalmente no sigas bien del todo, da igual que todavía no hayas conseguido lo que querías ni mucho menos. Te merecías un descanso, y lo obtuviste.
No siempre hay que fijarse solo en los objetivos lejanos, a veces no hay que fijarse siquiera en un objetivo. Solo disfrutar. Nunca está de más disfrutar de las pequeñas cosas que te da la vida. Da igual lo insignificantes que sean, sácales todo su jugo todo su extracto. Pues es gracias a ellas por las que puedes retomar tu camino a través de la salvaje selva de la vida.
Siempre cuando estés triste, piensa que tras la tempestad viene la calma y acuérdate que la risa es el mejor remedio para los problemas.
Los amigos, la familia, aunque a veces parece que te dan la espalda, ellos quieren verte feliz. Dales el gusto y disfruta de la vida. Disfruta de todos esos claros en el bosque.
Sufrimos mucho por lo que nos falta y disfrutamos poco de lo que tenemos. Ese es nuestro gran fallo.
Yo por lo menos, disfruté aquel día. Disfruté de una tarde agradable.
Esta entrada va dirigida a esas personas que me importan y que deben sonreirle a la vida...
que sepáis que:
"Nunca la noche ha vencido al amanecer... Y nunca un problema ha vencido a la esperanza."