Hoy he pasado a sentir de todo, a sentir Nada. A pensar en Nada, a desear Nada, a no esperar Nada, pues sé que no conseguirán dármelo. Hoy he pasado de quererlo todo, a no querer nada. Y aún no queriendo tenerla, Nada vino a mí. Como si escuchara mi llamada de socorro, como si me hubiera estado vigilando todo este tiempo esperando el momento para aparecer entre lagrimas y sangre en las manos para sumir mi cuerpo en algo parecido a una densa calma; extraña e incomoda pero preferible al dolor.
Hoy no quiero hablar de nada que no sea Nada. Pues, por paradójico que suene para quienes no lo comprendan, Nada me salvó de la autodestrucción. Y eso es bueno, pues si Nada no hubiera llegado, no quisiera saber que habría sucedido conmigo.
Sé que algunos todavía os preguntareis ¿A que se referirá con esa "Nada"? Pues bien, es algo complejo de explicar. pues ni yo se completamente lo que es. Pero si puedo hablaros de su origen.
Nada surge en cualquier sitio y en cualquier momento.
Nada invade tu mente, una vez lo has logrado todo para frenar tu ambición.
Nada se origina cuando lo pierdes todo y ve en ti un alma fuerte. Entonces, se introduce en ti y te alivia del dolor.
Esa Nada, que se encontraba en la sal del mar, en la arena de la playa, en las nubes y en el aire le agradezco el haberse colado dentro de mí mientras me nadaba por la playa y haberme relajado con gran eficacia.
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