Ya habían pasado unos días tras el encuentro con la bestia y los cazadores y todo parecía haber vuelto a la normalidad en la vida de Jhon. Claro que solo lo parecía.. La historia solo acaba de empezar.
Como cualquier tarde rutinaria de estudiante, Jhon se encontraba haciendo deberes y estudiando para el examen de filosofía. Preocupado por lo que había pasado dos noches atrás casi no pudo concentrarse. La imagen de esa bestia, los extraños cazadores que le acogieron la pasada noche y el dolor palpitante de su herida en el pecho le atormentaban incesantemente en sus pensamientos. Jhon no estaba tranquilo. Necesitaba hablar con alguien. Así que sin pensarlo se puso la chaqueta, se calzó y puso rumbo al apartamento de su mejor amiga Kate.
Kate es una chica muy guapa. Poco deportiva y aunque algo impulsiva, muy inteligente y sociable. Pero sobre todo, es una de las pocas personas en las que el pobre Jhon puede confiar.
Así pues, Jhon le contó a Kate con pelos y señales lo que pasó hacía dos noches en el bosque. Le habló de aquel ser que los cazadores buscaban, le enseñó la herida y trató de convencerla de que no se lo dijera a nadie. La chica se lo tomó con bastante tranquilidad y tranquilizó a Jhon como pudo diciéndole que lo que vio probablemente se tratase de algún oso. Pero Kate sabía que no era un oso. La herida era demasiado grande para ser producida por un animal de ese tamaño...
Ya caída la noche Jhon volvió a su casa más tranquilo tras estar con su amiga. Los recuerdos de la noche pasada ya no asolaban su mente y solo pensaba en un chocolate caliente con churros para poder irse a dormir tras otro día agotador. Por lo contrario Kate se dispuso a buscar información o al menos noticias sobre lo que le contó su amigo. Tras horas de búsqueda logró el nombre de una especie de organización que se dedica a la caza furtiva y que últimamente sus botines eran extraños animales nunca vistos. Se hacían llamar LOS GRIMMS y tenían múltiples cargos por robo, desorden público y allanamiento de morada entre otras cosas. Al parecer no eran tan amables como parecían serlo cuando ayudaron a Jhon en el bosque.
Mientras tanto, Jhon dormía plácidamente sin saber que el próximo día la vida de varias personas estará en peligro por culpa de una especie de fuerza que amenazaba con hacerse con el control del propio Jhon desde dentro.
domingo, 28 de octubre de 2012
sábado, 20 de octubre de 2012
Cualquier precio.
No sé si alguna vez habéis decepcionado a alguien, os han dado una paliza o habéis fracasado en algo. Pero son esos momentos los que nos definen. Te empujan a ir más allá de lo que nunca creíste posible y te obligan a tomar decisiones.
A cualquier precio...
jueves, 18 de octubre de 2012
Ante las fauces del lobo. (Primer contacto.) (1)
Caía la noche y bajo la lluvia, iluminado únicamente por la luz de la luna llena se podía divisar, aunque con dificultad, lo que parecía ser la silueta de un humanoide alto y fornido. Este, encorvado hacia delante, soltaba alaridos quejumbrosos entre rugido y rugido. Algo no estaba bien. Para ser un humano, su comportamiento no se asemejaba al de tal. Más bien parecía tratarse de un animal agonizando.
Jhon, un joven estudiante de 17 años con una vida monótona y aburrida, había salido a dar un paseo nocturno por las afueras. Ahora, contemplaba la escena aterrado sin saber que hacer. Una parte de él quería ayudar a aquel ser para sacarle de su dolor. Mientras que otra parte la más sabia, sabía que no debería estar siquiera ahí y que lo mejor sería escapar. Pero el buen corazón de Jhon hizo que se aventurara hacia donde se encontraba lo que fuera que fuese eso. Lo que no sabía, era que aquella decisión, cambiaría por completo la vida del joven Jhon.
A medida que se acercaba hacia la silueta, esta iba perdiendo forma humana. Lo que parecía una chaqueta de piel, resultaba ser nada más y nada menos que pelo. En su cara, unas puntiagudas orejas se alzaban, y unos enormes ojos se le iluminaron como dos lenguas de fuego; de las cuales emanaba un sentimiento de rabia tan fuerte que ahuyentaría a cualquier depredador que aprecie su vida. Pero Jhon ya estaba demasiado cerca y no había forma de huir. Inmóvil y anonadado debido a la situación en la que se encontraba, no pudo articular movimiento ni palabra.
En el tiempo en el que un rayo parte el cielo, la bestia saltó sobre el joven. Podía haberle arrancado la cabeza de un mordisco si hubiera querido. Podía haberle roto las piernas y descuartizado con sus enormes garras y sus imponentes dientes. Pero no lo hizo. No lo hizo porque ese monstruo resultaba tener humanidad. Lo que en sus ojos antes era rabia, ahora, a unos pocos centímetros de las fauces de aquel ser, el joven Jhon descubrió que no era así. Más bien, parecía que la bestia intentara pedirle desesperadamente ayuda o incluso clemencia con la mirada. Segundos después, el humanoide se apartó de su atemorizada presa lentamente. Otro rayo ilumino por un segundo la escena. Suficiente para que el chaval, tumbado sobre la maleza pudiera observar en el hombro de la bestia una gran mancha de sangre característica de una herida de bala. Ahora Jhon lo entendía todo. El imponente depredador irónicamente era la presa perfecta, el pez gordo para los cazadores furtivos.
En el tiempo en el que un rayo parte el cielo, la bestia saltó sobre el joven. Podía haberle arrancado la cabeza de un mordisco si hubiera querido. Podía haberle roto las piernas y descuartizado con sus enormes garras y sus imponentes dientes. Pero no lo hizo. No lo hizo porque ese monstruo resultaba tener humanidad. Lo que en sus ojos antes era rabia, ahora, a unos pocos centímetros de las fauces de aquel ser, el joven Jhon descubrió que no era así. Más bien, parecía que la bestia intentara pedirle desesperadamente ayuda o incluso clemencia con la mirada. Segundos después, el humanoide se apartó de su atemorizada presa lentamente. Otro rayo ilumino por un segundo la escena. Suficiente para que el chaval, tumbado sobre la maleza pudiera observar en el hombro de la bestia una gran mancha de sangre característica de una herida de bala. Ahora Jhon lo entendía todo. El imponente depredador irónicamente era la presa perfecta, el pez gordo para los cazadores furtivos.
Al dejar paso a la oscuridad tras la luz de aquel último rayo, la bestia, mucho más humana que algunas personas, aprovechó para desaparecer entre la bruma. Apenas unos segundos después, un grupo de 4 hombres armados dieron con Jhon y le llevaron a una casa. Una vez dentro, le asaltaban con preguntas sobre lo que vio aquella noche, mientras le ayudabn a recomponerse y le curaban la herida que recorría su pecho. Un leve y perfecto corte producto sin lugar a duda de la garra de un animal. Jhon nunca dio dato alguno sobre con lo que se encontró aquella noche. Pero el sabía perfectamente lo que había visto.
Jamás se olvidaría de aquella fatídica noche...
Jamás se olvidaría de aquella fatídica noche...
domingo, 7 de octubre de 2012
Ya no te busco.
Vivo nervioso, y preguntándome cómo es posible que el corazón me lata más rápido al recordarte, si fuiste una estrella fugaz en un firmamento repleto de posibilidades y de sensaciones por descubrir. A veces pienso, en tu frialdad; en cómo te alejaste poco a poco sin mirar atrás. Hasta que todo aquello que en su día habíamos compartido, quedó en un sueño. El mismo sueño que en vano intentas rememorar una y otra vez.. pero solo logras divisar en tu mente figuras borrosas y voces lejanas.
No se que pensaste cuando te propusiste abandonarme, y emprendiste aquel viaje. Pero solo quiero que sepas, que siempre estuve allí. No como un obseso o un tarado que solo piensa en obtener su tesoro a cualquier precio. No, eso nunca. Mas bien vigilándote de que no te hicieran daño, cuidándote desde la distancia, queriéndote como un padre quiere a su hija y busca la felicidad para ella. Aunque ello signifique no volverla a ver. Así pues, observé como desaparecías en la niebla sin dejar huella alguna... Sin dejar un rastro a seguir; por si me afano en tu búsqueda algún día sea porque me haya enterado de que necesitabas ayuda y te encontrabas sola, o simplemente porque necesite tu calor para paliar en cierta medida esta vieja obsesión
Por último, no se que decirte, mas que "lo has conseguido". Ya no te busco y son pocas las ocasiones en las que te pienso. Pero créeme, nunca he querido esto, y no me siento bien así. Pero como he dicho antes, ahora solamente deseo tu felicidad y que consigas hacer florecer las mentes de otros, dando a luz las mejores ideas y los más bellos poemas. No obstante, sigo queriendo que vuelvas, que te acurruques a mi lado y vuelvas a hacer funcionar este cuerpo y este cerebro oxidado.
Querida inspiración.
Querida inspiración.
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