La historia del rey pato

domingo, 7 de octubre de 2012

Ya no te busco.

Vivo nervioso, y preguntándome cómo es posible que el corazón me lata más rápido al recordarte, si fuiste una estrella fugaz en un firmamento repleto de posibilidades y de sensaciones por descubrir. A veces pienso, en tu frialdad; en cómo te alejaste poco a poco sin mirar atrás. Hasta que todo aquello que en su día habíamos compartido, quedó en un sueño. El mismo sueño que en  vano intentas rememorar una y otra vez.. pero solo logras divisar en tu mente figuras borrosas y voces lejanas.

No se que pensaste cuando te propusiste abandonarme, y emprendiste aquel viaje. Pero solo quiero que sepas, que siempre estuve allí. No como un obseso o un tarado que solo piensa en obtener su tesoro a cualquier precio. No, eso nunca. Mas bien vigilándote de que no te hicieran daño, cuidándote desde la distancia, queriéndote como un padre quiere a su hija y busca la felicidad para ella. Aunque ello signifique no volverla a ver. Así pues, observé como desaparecías en la niebla sin dejar huella alguna... Sin dejar un rastro a seguir; por si me afano en tu búsqueda algún día sea porque me haya enterado de que necesitabas ayuda y te encontrabas sola, o simplemente porque necesite tu calor para paliar en cierta medida esta vieja obsesión

Por último, no se que decirte, mas que "lo has conseguido". Ya no te busco y son pocas las ocasiones en las que te pienso. Pero créeme, nunca he querido esto, y no me siento bien así. Pero como he dicho antes, ahora solamente deseo tu felicidad y que consigas hacer florecer las mentes de otros, dando a luz las mejores ideas y los más bellos poemas. No obstante, sigo queriendo que vuelvas, que te acurruques a mi lado y vuelvas a hacer funcionar este cuerpo y este cerebro oxidado.
Querida inspiración.

No hay comentarios:

Publicar un comentario