Es deprimente, la verdad. Pero sobre todo... Sobre todo, aterrador.
Como cada día, cada minuto que pasa siento como mi alma se apaga, como todo a mi alrededor se vuelve gris y como los buenos momentos se hacen cada vez más infinitísimamente pequeños.
Y es que poco a poco, siento como esa mochila, esa carga en mi espalda va creciendo, y creciendo sin parar. Hasta el punto de que ahora está aquí, en forma de horripilante engendro nacido de mi alma putrefacta y subido en mi hombro, riendose de lo penoso que soy mientras me susurra con esa detestable voz silbina todos y cada uno de mis mil millones de fallos.
Y podeis creerme cuando os digo que hago todo lo que puedo para ignorarlo, para quitarmelo de encima, tirarlo a la basura y gritarle con todas mis fuerzas "¡VETE DE AQUÍ!". No obstante, espero que entendais que no es ni mucho menos facil. Pues ya lo he intentado. Mil y una veces, ¡Joder si lo he intentado! Y aún así, ahí sigue; arrebatandome la imaginación, las buenas expectativas, las ganas de luchar, las ganas de sonreir... Y es que ya solo es cuestion de tiempo que acabe por despojarme de lo poco que aún me mantiene en pie; Y es que una vez lo consiga, el juego se terminará, el se llevará la copa, y tendrá un verdadero motivo por el cual reir a carcajadas. Pues yo habré acabado como una de esas marionetas humanas, sentado en una silla de ruedas con los ojos desorbitados mirando a otro mundo mientras se les cae la baba y se mean en los pantalones.
En fin, ahora solo espero que las cosas cambien por una vez para bien. Que un milagro haga que toda esta mierda se acabe y disipe la sombra que ahora me rodea. Solo espero no volver a tener que pasarme noches en vela para autoconvecerme de que hay esperanza. De que pronto se acabará todo. De que tengo que ser fuerte; al menos un poco más. Aunque ya sea inutil. Pues se me han acabado las energías, y ya no puedo hacer otra cosa que dejarme llevar por la corriente con la fe en que un golpe de suerte me lleve a una playa bañada por un cálido sol para ahí, yacer en paz.
Y eso, amigos. Eso es lo más triste. Pero sobre todo...
Jodidamente aterrador.
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