La historia del rey pato

viernes, 22 de junio de 2012

Una tormenta repentina.

Salir de casa y ver una oleada de gotas precipitarse sobre mi rostro. Yo y mi música solos bajo la lluvia. Me encuentro en un mundo que no parece ser el mio... a veces... me siento como un astronauta; alejado de mi planeta, confinado a vivir en un vacío penetrante, perdido, solo; viendo como mi vida se va esfumando lejos de los míos. A veces me siento como un extraño para los demás; y en ocasiones, incluso para mi mismo. Ya no espero que nadie me entienda ni comprenda el fin de mis acciones. Ya no espero siquiera apoyo de los demás. He asumido que estoy solo en esta mierda; y que si quiero salir vivo tendré que luchar sin ayuda de los demás. Toca perseguir mis objetivos. Evitar a aquellas personas que me dicen que no puedo lograr lo que me propongo y solamente seguir mis sueños, protegerlos y luchar por ellos. Sin compañía, solo en un mundo al que ya no me siento parte de el.

El día no pintaba ser tan malo; alguna que otra decepción ya convertida en rutina, recuerdos que persisten en quedarse aunque intente evadirlos, risas con amigos, momentos un tanto especiales e imprevistos...
Pero la calma tardó poco en esfumarse. Cuando aquella tormenta nubló mi mente y me mando a un vacío insondable de pensamientos que solo me hacían daño y más daño; dejé de sentirme con ganas, con fuerzas de perseguir mis sueños. Ya no quería salir fuera y comerme el mundo dejando mal a aquellos que no creían en mi. Ya no sentía nada, absolutamente nada excepto una terrible y profunda tristeza. Producto de mi falta de auto confianza y de mis ilusiones quebradas por la visión de un futuro muy negro pero a la vez aterradoramente real..

Hoy, he vuelto a mirar al cielo en busca de respuestas. O quizá de ayuda. Con la vaga esperanza de que alguien no me de palabras de apoyo, si no que se siente a mi lado a ver las estrellas y me ayude en esta guerra que poco a poco estoy perdiendo.

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